19.3.11

die Sehnsucht wird der Stuermann


tomó su libro en blanco, un lápiz y se fue. Esperó una señal, y la vio llegar tal como la describían los arcos de estrellas, con la misma mano tocando las cuerdas del mundo. De su mundo. Un olor de vacía humedad, de fruto coralino. Solo se despidió de una persona, una suerte de confesor. Le dejó en las manos, entre otras cosas, su nombre y su voz. Su historia la llevó consigo. Se detuvo a hacer abluciones a la orilla de la ciudad. Algunos oyeron su pulso desde un lugar incierto, lejos de su boca. Get me out of this town.
Siguió la luna hasta su seno en el mar, y allí enterró en la arena uno de sus ojos. A salvo de él, se hizo al agua. La luna tuvo a bien detener su cielo (su tiempo) hasta que perdió de vista las orillas de la tierra. Solo y así le fue otorgada la oscuridad. Después de quedar con el cuerpo cubierto de sangre salina le llegó un sueño. La anestesia onírica lo alejó de él mismo mientras la dolorosa transformación se sucedía. Las alas al cabo no tuvieron espacio en el bote y tuvo que remontar. La sangre hizo una costra de hielo sobre su piel cuando lo abrasó el aliento de la marea. En algún lugar se tiñó el firmamento con el tono de un suspiro interrumpido, pero no tenía dirección. Era poco más que una intuición, sólo legible detrás de los ojos de un cuerpo que sueña. Viajó cansado, mucho más allá de muchos mares. stirb nicht vor mir, stirb nichr vor mir.
Hay un hada muerta sobre el vientre de un lago. Flota. Hay un hada dormida sobre el cuerpo de un lago.

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