16.11.10

sombras

Claro, la gente piensa. No es el acto individual de pensamiento el que pongo en duda, hablo del fenómeno colectivo; tengo mis razones para dudar que la gente pueda ser un ente colectivo y sapiente (ambas cosas a la vez). Porque entonces, eso me convertiría probablemente, como a muchos otros que conozco, en células cancerígenas. Aunque nada perdemos intentándolo:

Un tipo se propuso terminar con esa disyuntiva. No se propuso un experimento teatralmente fantástico. No le interesaba convencer a nadie, sólo acabar con esa comezón que era tan suya, tan personal y tan particularmente rascable. Se colocó en la parte más alta de un rascacielos sin más material que una caja de CD vacía. Esperó a que la sombra del edificio se proyectara sobre la avenida de tal forma que cada pequeño detalle en la azotea se amplificara cientos (o miles) de veces. Fue entonces que comenzó a maniobrar con la caja para formar caprichosas sombras en las calles para intentar una respuesta generalizada; quizá un patrón que mostrara un inconsciente colectivo más a la medida de la curiosidad común.

El resultado del experimento lo escribió detrás del ticket de un OXXO. "Ciego, sordo y despreocupado".