28.6.11

deriva




bajo la arena, bajo tus dedos

bajo los símbolos de tu desnudez,
bajo la azul llama que lame paredes
abrazadas con el viento,
que vibra las pupilas de la noche
en su negro, negro retorno;

en los mapas de raíces de acero,
en la huella jadeante del monzón
que tanto, que tanto
ha quemado nuestros rastros

allí, tan fuera de tu bóveda
es que escogí la guarida
de esta niebla vespertina
de estos insectos
que reptan las aguas

que se engullen con un gusto
de profetas perseguidos
o de angustia bicéfala

allá las alas en sus cajas
de cedro y piedras ciegas
allá tu aliento, tu huida
en mediodía, tu salvación
tu metamorfosis, tu colmillo, tu voz
tu lento retorno a las edades del tiempo

aquí, aquí en las arenas removidas
en las aguas que se suceden
con lujuria, con fieras al ras de la tierra
con ojos y boca y lengua y crines
bordeando la sombra sin luz

aquí se inunda el mismo suelo
mientras el viento monzón le arranca
las escamas.

aquí la tormenta calla
porque no hay oídos,
porque
aquí quien más calla eres tu.

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