
Buscando, me tragó
una gaviota con estómago
de culebra
me escurrió de sus ingles
hasta las piezas más afiladas
del estómago
y cantó
No hubo angustias dolorosas
tampoco una épica
contradanza
sólo una muerte traquila
y húmeda
Hubo enigmas, sí
pero fue indispensable
dejar de pensar
con calma
también sin ella.
me ha tragado una bestia
preñada de fetos
putrefactos,
de objetos de esquinas
redondeadas
adornadas con hongos
maledicentes
con un ruido intestinal
de aria triunfante
repetida quién sabe
cuántas veces
entre olas apagadas desde
dentro.
Todo esto lo vi
por el cadáver
de un ojo abierto
tirado en medio
del mediterráneo
de aguas tranquilas
debajo, yacían los complacidos
cuerpos de las
ostras
haciendo perlas de interminables
filas de baba.
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